Sainete
Es una pieza dramática jocosa en un acto, de carácter costumbrista y popular, representado en España durante el intermedio o al final de una función. Sustituyó al entremés en los siglos XVIII, XIX y XX. Los subgéneros dentro del teatro pueden dividirse en mayores (tragedia, drama y comedia) y menores (auto sacramental, sainete y entremés); los primeros son representaciones complejas, divididas en varios actos, mientras que los segundos se componen generalmente de un sólo acto y duran un tiempo reducido.
Fuente:
Imagen de Google:
https://jerezcaballeros.es/noticias/el-sainete-brindis-con-la-marquesa-marido-el-humor-y-la-diversion-con-el-cava-de-extemadura/
Muerto de la Risa
Comedia de Jean-Pierre Martinez
Sainete
Es una pieza dramática jocosa en un acto, de carácter costumbrista y popular, representado en España durante el intermedio o al final de una función. Sustituyó al entremés en los siglos XVIII, XIX y XX. Los subgéneros dentro del teatro pueden dividirse en mayores (tragedia, drama y comedia) y menores (auto sacramental, sainete y entremés); los primeros son representaciones complejas, divididas en varios actos, mientras que los segundos se componen generalmente de un sólo acto y duran un tiempo reducido.
Fuente:
Imagen de Google:
https://jerezcaballeros.es/noticias/el-sainete-brindis-con-la-marquesa-marido-el-humor-y-la-diversion-con-el-cava-de-extemadura/
https://jerezcaballeros.es/noticias/el-sainete-brindis-con-la-marquesa-marido-el-humor-y-la-diversion-con-el-cava-de-extemadura/
Muerto de la Risa
Comedia de Jean-Pierre Martinez
Un (o una) policía observa a un médico forense mientrás está examinando a un cadáver.
Policía – ¿Cuánto tiempo lleva muerto, doctor? Médico – Todavía esta tibio. Yo diría dos o tres horas, como máximo.
Policía – La mujer de la limpieza ha sido la que ha encontrado el cuerpo, desplomado en su asiento.
Médico – Mmm…
Policía – ¿Ya tiene usted alguna idea de la causa de la muerte?
Médico – Los análisis tienen que confirmarlo, pero creo no equivocarme, comisario, afirmándole que este hombre se murió de la risa…
Policía – Es más bien inhabitual, en efecto.
Médico – Una risa profunda. Muy violenta. Los cigomáticos no lo aguantaron. No hace falta que se lo dibuje…
Policía – ¿Alguna idea de lo que pudo provocar esa carcajada fatal?
Médico – Usted ha dicho que lo han encontrado en su sillón. ¿Estaba en casa viendo la tele…?
Policía – No.
Médico – ¿En el cine? Policía – En el teatro.
Médico – Aún más sorprendente. Habitualmente, cuando se encuentra a algún espectador desplomado en su asiento al final de una representación, está más bien durmiendo…
Policía – ¿Y está usted seguro de que este hombre no esta simplemente durmiendo, muy profundamente, como consecuencia de un aburrimiento igualmente profundo, como los que se pueden padecer en los teatros…?
Médico – ¿Confundir un coma teatral con una estado de muerte clínica? Usted me está tomando por un principiante, comisario. En vez de eso ¿por qué no me dice qué clase de obra fue a ver este pobre hombre?
Policía – Eso todavía está por investigar. Mis hombres están interrogando al director del teatro y examinando la Guia del Ocio para comprobar sus declaraciones… Pero ya hemos cursado una orden de detención contra el presunto autor de la obra por homicidio involuntario.
Médico – ¿Involuntario?
Policía – Es que pretende haber escrito una tragedia… Pero bueno, yo tampoco soy un principiante. Sé como hacer hablar a un sospechoso…
Médico – Tiene razón, comisario. No se puede dejar en libertad a semejantes individuos. Si uno ya no puede ir al teatro sin temer morirse de la risa…
Policía – Parece que todavía esta agitado con algunos sobresaltos. ¿Está usted realmente seguro de que está muerto?
Médico – Será por los nervios. Créame, comisario, este hombre está muerto y bien muerto.
Policía – ¿Usted cree que ha podido verse morir?
Médico – ¿Por qué ? ¿Quiere interrogarle? El Policía parece algo sorprendido.
Médico – Lo decía en broma, no se preocupe… En mi oficio, si uno no se puede reir de vez en cuando… Más vale desdramatizar, se lo aseguro. Mire, el domingo pasado, tuve que hacerle la autopsia a un pobrecito que había muerto de aburrimiento…
Comisario – ¿En un teatro también?
Médico – Peor… En casa de su suegra. Fíjese… Uno puede evitar ir al teatro el domingo, pero a comer en casa de su suegra…
Comisario – No me diga… ¿Y usted piensa que en este caso, la autopsia podrá revelar otros detalles interesantes?
Médico – Por lo pronto, le puedo decir que este desgraciado no tuvo su última cena en casa de su suegra. A menos que sea china… El otro parece no entender.
Médico – Encontré rollitos de primavera en su estómago.
Comisario – ¿Rollitos de primavera?
Médico – No hay la menor duda acerca de esto. Y luego se tomó un pato lacado con arroz cantonés.
Comisario – ¿Y de postre?
Médico – Sin postre. Pero eso no tendría que sorprenderle, comisario. Los postres, en los restaurantes chinos… No valen nada, ¿ verdad ?
Comisario – ¿Y usted piensa que el hecho de que comió en un restaurante chino podría tener alguna relación con su fallecimiento ? Médico – Ninguna.
Comisario – Bueno… El comisario se dispone a marcharse. Comisasrio – Muerto de la risa… ¿Cómo voy a anunciar eso a su familia…?
Médico – Usted tampoco tiene un oficio fácil, comisario… Venga a cenar a mi casa, alguna noche… Me quedan dos botellas de Burdeos que están para morirse. Uno tiene que relajarse un poco de vez en cuando, ¿ verdad ?
Comisario – Muy amable, Doctor… Lo hablaré con mi esposa. (Echando un vistazo hacia el cadáver) Se lo aseguro, parece que todavía esté sacudido por la risa…
Médico – Son los nervios, ya le digo… Oscuro.
Fuente:
Título: ¡¡¡Esto es un asalto!!!
Autor: Fabián Choque
Otras obras del autor: Obra de teatro de 5 personajes Personajes: El Pillo El Gandaya La Cajera La Clienta El Policía (Mientras se encuentran haciendo sus cosas rutinarias en el banco, dos personas con máscara entran y gritan)
– El Pillo: ¡¡¡Esto es un asalto!!! ¡¡¡Arriba los monos!!! (La clienta y la Cajera se miran extrañados. Él pone la punta de la pistola en su cabeza y se queda algo pensativo) No, esperen.
– El Gandaya: (Le dice en el oído y en voz baja) Se dice, “Arriba las manos”
– El Pillo: ¡Ah, chuma verdad! ¡¡¡Arriba las manos!!! (Las dos reaccionan y recién comienzan a asustarse)
– El Pillo: ¡Quiero que me den todo el dinero que tienen! ¡Para hoy!
– La Cajera: Muy bien. ¿Me dan el número de su cuenta, por favor?
– El Pillo: Sí, anote es el… (El Gandaya golpea la cabeza de su compañero)
– El Gandaya: ¡No seas tonto, oe! (Mira a la encargada) Mételo todo en estas bolsas ¡Y rápido!
– La encargada: ¡Sí, en seguida! (Va a colocar el dinero en las bolsas que les dio).
– La Clienta: ¿¡Pero dónde está la policía cuando se le necesita!? (En eso, sale del baño el oficial; flojo y totalmente indiferente ante la situación)
– El Policía: ¡Ay, qué rico! (Voltea y ve a la Cajera y a la Clienta tiradas en el suelo boca abajo) ¿Qué está haciendo ahí? ¿Qué, está calientito el piso o qué? (Ella le señala con el dedo a los asaltantes) ¿Qué pasa? (Voltea y ve la punta de las pistolas en su cara) (Se asusta y comienza a gritar) ¡¡¡Mamaaaaaaaa!!!! (Al instante se arrodilla y junta sus manos) ¡Por favor, no me maten tengo esposa con dos hijos y otros tal vez por ahí!… ¡Yo que sé pero por favor no me maten por su madrecita linda!
– La Clienta: ¡Oiga! ¿¡Pero qué clase de policía es usted, que no cumple su deber aprehendiendo a esos rufianes!?
– El Policía: (Le quita la pistola al Pillo y se la muestra a la Clienta) ¿¡Y qué, no ha visto el tamañote de arma que tienen!? (Se la devuelve al asaltante)
– La Clienta: (Se coge la cabeza) ¿Y para esto pago mis impuestos?
– El Gandaya: ¡Al suelo usted también! ¡¡¡Rápido!!!
– El Policía: ¡Ya voy! ¡Ya voy! (Se echa al suelo, al costado de la Clienta y ella le dice)
– La Clienta: (Dice con sarcasmo) “¡Ahora que usted está a mi lado, me siento más tranquila!”
– El Policía: ¿Ah sí? ¿Y qué cree? ¿Qué yo soy superman, que las balas me chocan y rebotan?
– La Clienta: ¡Ya mejor…cállese la boca! (Llega la Cajera con las bolsas de dinero)
– La Cajera: (Le da toda atemorizada) Acá está.
– El Gandaya: Espero que esté todo.
– La Cajera: Si desea, lo puede contar.
– El Pillo: A ver… (Abre la bolsa y sacando el dinero, comienza a contar) 100, 200, 300… (El Gandaya toma la mano de su compañero y lo mira con ojos furiosos) ¡Pero compañero! Hay que estar seguros que no nos falte nada…
– El Gandaya: Guarda… eso… ahora… ¿Ok?
– El Pillo: Muy bien, pero luego no vengas a reclamar que te han robado, ah.
– El Gandaya: Si no te callas ahora, vas a estar con ellos en suelo.
– El Pillo: No te quejes después, no más…
– El Gandaya: ¡¡¡Ya!!! (Mira a la Clienta y a la Cajera) Bueno bueno, estos caballeros, se retiran. Muchas gracias por su colaboración.
– El Pillo: Sí, y para cualquier asalto o secuestro, acá está nuestra tarjeta (Se las entrega mientras lo quedan mirando con extrañeza)
– El Gandaya: Este… (Extiende su mano hacia la tarjeta) ¿Me lo prestas un momento?
– El Pillo: Sí, las acabo de mandar a hacer, ¿Te gusta? (Comienza a leerlo y mientras lo hace, la expresión en su rostro comienza a cambiar)
– El Policía: ¡Inaudito!, ¡Ahora hasta los asaltantes hacen su “cherry”! ¡Qué tal raza!
– La Clienta: ¡Usted cállese, que para policía es un completo inútil!
– El Policía: ¡Oiga no le permito que me insulte! ¡A la policía, se le respeta!
– La Clienta: ¡Qué “a la policía se le respeta”! ¡Si usted para lo único que sirve, es para comer e ir al baño! (Los asaltantes discutían en silencio sobre la tarjeta)
– El Gandaya: ¿¡Pero has gastado la plata en esto!? ¿¡Qué tenías en la cabeza!?
– El Policía: Una pierna de pollo. Sí, eso es lo único que pude comer. Me va a perdonar ¿Pero, sabe usted a qué se parece?
– El Pillo: A la “Tía Camote”, a ella le encargué las tarjetas.
– El Gandaya: Mira ya olvídalo y vámonos (Ve a las personas) Bueno fue un gusto hacer trato con ustedes, nos vamos (Los dos se retiran apuntándoles con sus armas mientras que los otros se quedan en el suelo asustados, hasta que se fueron.
A los pocos segundos, entra El Pillo rápidamente y les deja la tarjeta)
– El Pillo: (Habla en voz baja) Acá abajito está el número, llámenos (Al instante de dejarles la tarjeta, se va. Todos se quedan mirándolo muy sorprendidos y extrañados. Luego, se levantan).
– El Policía: (Todo cursi, toma la palabra) Tuvieron suerte esta vez (La Clienta lo mira con indignación).
– La Clienta: Mire, mejor cállese antes que me amargue (Va donde la Cajera y la encuentra maquillándose) ¿¡Y usted, qué está haciendo?
– La Cajera: ¡Ay pues con todo esto, se me cayó todo el maquillaje!
– El Policía: Bueno lo que es por mí, esta pelea me ha dado hambre. ¡Ya regreso, voy a comer!
– La Clienta: ¡Oiga! ¿¡Y usted a dónde cree que va!?
– El Policía: ¿Qué? ¿También quiere un sanguchito? Hay de pollo, de chancho de…
– La Clienta: ¡Qué sanguchito, ni que “ocho cuartos”! ¡Lo que debe hacer es investigar este asalto para atrapar a los asaltantes!
– La Cajera: Este lo único que atrapa es una papa rellena con ensalada.
– El Policía: Y un poco de ají.
– La Clienta: ¡Esto es el colmo de la desfachatez! ¡Me voy de aquí! (Se retira totalmente molesta)
– El Policía: Bueno, yo sí me voy a comer. Ya vengo (Se va todo despreocupado)
– La Cajera: Y aprovechando que no hay clientela, voy al baño a maquillarme. (Se va caminando como si fuera una modelo de pasarela)
Fin
Fuente:
Título: Tres perros y un gato.
Autor: Alan Rejón
Obra de teatro corta cómica Tres perros y un gato obra de teatro comica. Les presento una nueva obra de teatro corta cómica donde los personajes son animales, en este caso perros callejeros y un gato que al final no es lo que parece.
Obra de teatro de 4 personajes
Escenografía: Un callejón, con algunos botes de basura.
Personajes: Perro Dóberman (Voz fuerte y babeando) Perro Akita (Orgulloso y callado) Perro Chihuahua (Tembloroso, habla cantadito) Perro Vagabundo (Perro/gato)
Introducción: Un día como cualquier otro 3 perros amigos paseaban por el callejón buscando algo para comer, mientras se acercaban a los botes de basura vieron a lo lejos a otro de sus amigos, un perro algo raro (flaco y con poco cabello, el perro vagabundo) al que llevaban meses sin ver… Bueno, excepto por el Chihuahua quien tendría un chismes que contarles.
– Chihuahua: Oigan, oigan, adivinen qué me contaron del vagabundo. – Dóberman: No sé, dinos.
– Chihuhua: ¡El pobre enloqueció y se cree un gato!
– Akita: ¿Estás seguro? Yo creo que sólo son habladurías de la gente.
– Chihuahua: Pues seguro, seguro, no pero…
– Dóberman: (interrumpiendo) Pues vamos a ver, llamémosle.
– Akita: Si es cierto no hay que burlarse de él, hay que ayudarle.
– Chihuahua: Claro, claro.
– Dóberman: ¡Hey vagabundo, ven! (Vagabundo los mira y corre hacia ellos.)
– Vagabundo: ¡Amigos, tiempo sin verlos!
– Akita: Sí, mucho tiempo, para ser sinceros te hablamos para saber si es cierto algo que han estado diciendo de ti.
– Vagabundo: ¿Qué cosa?
– Akita: Pues…
– Dóberman: (interrumpiendo) Que te crees un gato…
– Vagabundo: Jajaja, claro que no me creo un gato…
– Akita: Eso creí…
– Vagabundo: ¡Soy un gato! Miren como hago Miau.
– Chihuahua: No lo puedo creer. – Dóberman: Claro que no eres un gato.
– Vagabundo: Sí lo soy mira como digo Miau.
– Akita: Amigo no eres un gato y te lo podemos demostrar.
– Vagabundo: ¿Cómo?
– Akita: Bueno, para empezar si fueras un gato nosotros te perseguiríamos y no lo hacemos.
– Vagabundo: Eso es porque soy un gato rudo, mira como hago Miau (con voz ruda)
– Chihuahua: Eso no demuestra nada, si fueras un gato te gustaría el pescado y no te gusta.
– Vagabundo: Bueno, lo que pasa es que soy un gato vegetariano, mira como hago Miau (con voz elegante y chupándose los dedos)
– Dóberman: No, no, no, si fueras un gato podrías trepar a los árboles y estoy seguro que no puedes.
– Vagabundo: Claro que no puedo y eso es porque soy un gato pesado, sólo mira como hago Miau (voz pesada)
– Akita: Si fueras un gato serias flexible y podrías lavarte a ti mismo con la lengua.
– Vagabundo: Claro que puedo, miren. (Improvisa movimientos gatunos)
– Chihuahua: ¡Santos caninos! – Dóberman: Esto es muy perturbador.
– Akita: Ok, ok eres un gato pero deja de hacer eso.
– Vagabundo: ¿Ven? Soy un gato y digo Miau.
– Dóberman: ¿Cómo aprendiste a hacer eso?
– Vagabundo: Yoga.
Fin.
FUENTE:
Un (o una) policía observa a un médico forense mientrás está examinando a un cadáver.
Policía – ¿Cuánto tiempo lleva muerto, doctor? Médico – Todavía esta tibio. Yo diría dos o tres horas, como máximo.
Policía – La mujer de la limpieza ha sido la que ha encontrado el cuerpo, desplomado en su asiento.
Médico – Mmm…
Policía – ¿Ya tiene usted alguna idea de la causa de la muerte?
Médico – Los análisis tienen que confirmarlo, pero creo no equivocarme, comisario, afirmándole que este hombre se murió de la risa…
Policía – Es más bien inhabitual, en efecto.
Médico – Una risa profunda. Muy violenta. Los cigomáticos no lo aguantaron. No hace falta que se lo dibuje…
Policía – ¿Alguna idea de lo que pudo provocar esa carcajada fatal?
Médico – Usted ha dicho que lo han encontrado en su sillón. ¿Estaba en casa viendo la tele…?
Policía – No.
Médico – ¿En el cine? Policía – En el teatro.
Médico – Aún más sorprendente. Habitualmente, cuando se encuentra a algún espectador desplomado en su asiento al final de una representación, está más bien durmiendo…
Policía – ¿Y está usted seguro de que este hombre no esta simplemente durmiendo, muy profundamente, como consecuencia de un aburrimiento igualmente profundo, como los que se pueden padecer en los teatros…?
Médico – ¿Confundir un coma teatral con una estado de muerte clínica? Usted me está tomando por un principiante, comisario. En vez de eso ¿por qué no me dice qué clase de obra fue a ver este pobre hombre?
Policía – Eso todavía está por investigar. Mis hombres están interrogando al director del teatro y examinando la Guia del Ocio para comprobar sus declaraciones… Pero ya hemos cursado una orden de detención contra el presunto autor de la obra por homicidio involuntario.
Médico – ¿Involuntario?
Policía – Es que pretende haber escrito una tragedia… Pero bueno, yo tampoco soy un principiante. Sé como hacer hablar a un sospechoso…
Médico – Tiene razón, comisario. No se puede dejar en libertad a semejantes individuos. Si uno ya no puede ir al teatro sin temer morirse de la risa…
Policía – Parece que todavía esta agitado con algunos sobresaltos. ¿Está usted realmente seguro de que está muerto?
Médico – Será por los nervios. Créame, comisario, este hombre está muerto y bien muerto.
Policía – ¿Usted cree que ha podido verse morir?
Médico – ¿Por qué ? ¿Quiere interrogarle? El Policía parece algo sorprendido.
Médico – Lo decía en broma, no se preocupe… En mi oficio, si uno no se puede reir de vez en cuando… Más vale desdramatizar, se lo aseguro. Mire, el domingo pasado, tuve que hacerle la autopsia a un pobrecito que había muerto de aburrimiento…
Comisario – ¿En un teatro también?
Médico – Peor… En casa de su suegra. Fíjese… Uno puede evitar ir al teatro el domingo, pero a comer en casa de su suegra…
Comisario – No me diga… ¿Y usted piensa que en este caso, la autopsia podrá revelar otros detalles interesantes?
Médico – Por lo pronto, le puedo decir que este desgraciado no tuvo su última cena en casa de su suegra. A menos que sea china… El otro parece no entender.
Médico – Encontré rollitos de primavera en su estómago.
Comisario – ¿Rollitos de primavera?
Médico – No hay la menor duda acerca de esto. Y luego se tomó un pato lacado con arroz cantonés.
Comisario – ¿Y de postre?
Médico – Sin postre. Pero eso no tendría que sorprenderle, comisario. Los postres, en los restaurantes chinos… No valen nada, ¿ verdad ?
Comisario – ¿Y usted piensa que el hecho de que comió en un restaurante chino podría tener alguna relación con su fallecimiento ? Médico – Ninguna.
Comisario – Bueno… El comisario se dispone a marcharse. Comisasrio – Muerto de la risa… ¿Cómo voy a anunciar eso a su familia…?
Médico – Usted tampoco tiene un oficio fácil, comisario… Venga a cenar a mi casa, alguna noche… Me quedan dos botellas de Burdeos que están para morirse. Uno tiene que relajarse un poco de vez en cuando, ¿ verdad ?
Comisario – Muy amable, Doctor… Lo hablaré con mi esposa. (Echando un vistazo hacia el cadáver) Se lo aseguro, parece que todavía esté sacudido por la risa…
Médico – Son los nervios, ya le digo… Oscuro.
Fuente:
Título: ¡¡¡Esto es un asalto!!!
Autor: Fabián Choque
Otras obras del autor: Obra de teatro de 5 personajes Personajes: El Pillo El Gandaya La Cajera La Clienta El Policía (Mientras se encuentran haciendo sus cosas rutinarias en el banco, dos personas con máscara entran y gritan)
– El Pillo: ¡¡¡Esto es un asalto!!! ¡¡¡Arriba los monos!!! (La clienta y la Cajera se miran extrañados. Él pone la punta de la pistola en su cabeza y se queda algo pensativo) No, esperen.
– El Gandaya: (Le dice en el oído y en voz baja) Se dice, “Arriba las manos”
– El Pillo: ¡Ah, chuma verdad! ¡¡¡Arriba las manos!!! (Las dos reaccionan y recién comienzan a asustarse)
– El Pillo: ¡Quiero que me den todo el dinero que tienen! ¡Para hoy!
– La Cajera: Muy bien. ¿Me dan el número de su cuenta, por favor?
– El Pillo: Sí, anote es el… (El Gandaya golpea la cabeza de su compañero)
– El Gandaya: ¡No seas tonto, oe! (Mira a la encargada) Mételo todo en estas bolsas ¡Y rápido!
– La encargada: ¡Sí, en seguida! (Va a colocar el dinero en las bolsas que les dio).
– La Clienta: ¿¡Pero dónde está la policía cuando se le necesita!? (En eso, sale del baño el oficial; flojo y totalmente indiferente ante la situación)
– El Policía: ¡Ay, qué rico! (Voltea y ve a la Cajera y a la Clienta tiradas en el suelo boca abajo) ¿Qué está haciendo ahí? ¿Qué, está calientito el piso o qué? (Ella le señala con el dedo a los asaltantes) ¿Qué pasa? (Voltea y ve la punta de las pistolas en su cara) (Se asusta y comienza a gritar) ¡¡¡Mamaaaaaaaa!!!! (Al instante se arrodilla y junta sus manos) ¡Por favor, no me maten tengo esposa con dos hijos y otros tal vez por ahí!… ¡Yo que sé pero por favor no me maten por su madrecita linda!
– La Clienta: ¡Oiga! ¿¡Pero qué clase de policía es usted, que no cumple su deber aprehendiendo a esos rufianes!?
– El Policía: (Le quita la pistola al Pillo y se la muestra a la Clienta) ¿¡Y qué, no ha visto el tamañote de arma que tienen!? (Se la devuelve al asaltante)
– La Clienta: (Se coge la cabeza) ¿Y para esto pago mis impuestos?
– El Gandaya: ¡Al suelo usted también! ¡¡¡Rápido!!!
– El Policía: ¡Ya voy! ¡Ya voy! (Se echa al suelo, al costado de la Clienta y ella le dice)
– La Clienta: (Dice con sarcasmo) “¡Ahora que usted está a mi lado, me siento más tranquila!”
– El Policía: ¿Ah sí? ¿Y qué cree? ¿Qué yo soy superman, que las balas me chocan y rebotan?
– La Clienta: ¡Ya mejor…cállese la boca! (Llega la Cajera con las bolsas de dinero)
– La Cajera: (Le da toda atemorizada) Acá está.
– El Gandaya: Espero que esté todo.
– La Cajera: Si desea, lo puede contar.
– El Pillo: A ver… (Abre la bolsa y sacando el dinero, comienza a contar) 100, 200, 300… (El Gandaya toma la mano de su compañero y lo mira con ojos furiosos) ¡Pero compañero! Hay que estar seguros que no nos falte nada…
– El Gandaya: Guarda… eso… ahora… ¿Ok?
– El Pillo: Muy bien, pero luego no vengas a reclamar que te han robado, ah.
– El Gandaya: Si no te callas ahora, vas a estar con ellos en suelo.
– El Pillo: No te quejes después, no más…
– El Gandaya: ¡¡¡Ya!!! (Mira a la Clienta y a la Cajera) Bueno bueno, estos caballeros, se retiran. Muchas gracias por su colaboración.
– El Pillo: Sí, y para cualquier asalto o secuestro, acá está nuestra tarjeta (Se las entrega mientras lo quedan mirando con extrañeza)
– El Gandaya: Este… (Extiende su mano hacia la tarjeta) ¿Me lo prestas un momento?
– El Pillo: Sí, las acabo de mandar a hacer, ¿Te gusta? (Comienza a leerlo y mientras lo hace, la expresión en su rostro comienza a cambiar)
– El Policía: ¡Inaudito!, ¡Ahora hasta los asaltantes hacen su “cherry”! ¡Qué tal raza!
– La Clienta: ¡Usted cállese, que para policía es un completo inútil!
– El Policía: ¡Oiga no le permito que me insulte! ¡A la policía, se le respeta!
– La Clienta: ¡Qué “a la policía se le respeta”! ¡Si usted para lo único que sirve, es para comer e ir al baño! (Los asaltantes discutían en silencio sobre la tarjeta)
– El Gandaya: ¿¡Pero has gastado la plata en esto!? ¿¡Qué tenías en la cabeza!?
– El Policía: Una pierna de pollo. Sí, eso es lo único que pude comer. Me va a perdonar ¿Pero, sabe usted a qué se parece?
– El Pillo: A la “Tía Camote”, a ella le encargué las tarjetas.
– El Gandaya: Mira ya olvídalo y vámonos (Ve a las personas) Bueno fue un gusto hacer trato con ustedes, nos vamos (Los dos se retiran apuntándoles con sus armas mientras que los otros se quedan en el suelo asustados, hasta que se fueron.
A los pocos segundos, entra El Pillo rápidamente y les deja la tarjeta)
– El Pillo: (Habla en voz baja) Acá abajito está el número, llámenos (Al instante de dejarles la tarjeta, se va. Todos se quedan mirándolo muy sorprendidos y extrañados. Luego, se levantan).
– El Policía: (Todo cursi, toma la palabra) Tuvieron suerte esta vez (La Clienta lo mira con indignación).
– La Clienta: Mire, mejor cállese antes que me amargue (Va donde la Cajera y la encuentra maquillándose) ¿¡Y usted, qué está haciendo?
– La Cajera: ¡Ay pues con todo esto, se me cayó todo el maquillaje!
– El Policía: Bueno lo que es por mí, esta pelea me ha dado hambre. ¡Ya regreso, voy a comer!
– La Clienta: ¡Oiga! ¿¡Y usted a dónde cree que va!?
– La Clienta: ¡Oiga! ¿¡Y usted a dónde cree que va!?
– El Policía: ¿Qué? ¿También quiere un sanguchito? Hay de pollo, de chancho de…
– La Clienta: ¡Qué sanguchito, ni que “ocho cuartos”! ¡Lo que debe hacer es investigar este asalto para atrapar a los asaltantes!
– La Cajera: Este lo único que atrapa es una papa rellena con ensalada.
– El Policía: Y un poco de ají.
– La Clienta: ¡Esto es el colmo de la desfachatez! ¡Me voy de aquí! (Se retira totalmente molesta)
– El Policía: Bueno, yo sí me voy a comer. Ya vengo (Se va todo despreocupado)
– La Cajera: Y aprovechando que no hay clientela, voy al baño a maquillarme. (Se va caminando como si fuera una modelo de pasarela)
Fin
Fuente:
Título: Tres perros y un gato.
Autor: Alan Rejón
Obra de teatro corta cómica Tres perros y un gato obra de teatro comica. Les presento una nueva obra de teatro corta cómica donde los personajes son animales, en este caso perros callejeros y un gato que al final no es lo que parece.
Obra de teatro de 4 personajes
Escenografía: Un callejón, con algunos botes de basura.
Personajes: Perro Dóberman (Voz fuerte y babeando) Perro Akita (Orgulloso y callado) Perro Chihuahua (Tembloroso, habla cantadito) Perro Vagabundo (Perro/gato)
Introducción: Un día como cualquier otro 3 perros amigos paseaban por el callejón buscando algo para comer, mientras se acercaban a los botes de basura vieron a lo lejos a otro de sus amigos, un perro algo raro (flaco y con poco cabello, el perro vagabundo) al que llevaban meses sin ver… Bueno, excepto por el Chihuahua quien tendría un chismes que contarles.
– Chihuahua: Oigan, oigan, adivinen qué me contaron del vagabundo. – Dóberman: No sé, dinos.
– Chihuhua: ¡El pobre enloqueció y se cree un gato!
– Akita: ¿Estás seguro? Yo creo que sólo son habladurías de la gente.
– Chihuahua: Pues seguro, seguro, no pero…
– Dóberman: (interrumpiendo) Pues vamos a ver, llamémosle.
– Akita: Si es cierto no hay que burlarse de él, hay que ayudarle.
– Chihuahua: Claro, claro.
– Dóberman: ¡Hey vagabundo, ven! (Vagabundo los mira y corre hacia ellos.)
– Vagabundo: ¡Amigos, tiempo sin verlos!
– Akita: Sí, mucho tiempo, para ser sinceros te hablamos para saber si es cierto algo que han estado diciendo de ti.
– Vagabundo: ¿Qué cosa?
– Akita: Pues…
– Dóberman: (interrumpiendo) Que te crees un gato…
– Vagabundo: Jajaja, claro que no me creo un gato…
– Akita: Eso creí…
– Vagabundo: ¡Soy un gato! Miren como hago Miau.
– Chihuahua: No lo puedo creer. – Dóberman: Claro que no eres un gato.
– Vagabundo: Sí lo soy mira como digo Miau.
– Akita: Amigo no eres un gato y te lo podemos demostrar.
– Vagabundo: ¿Cómo?
– Akita: Bueno, para empezar si fueras un gato nosotros te perseguiríamos y no lo hacemos.
– Vagabundo: Eso es porque soy un gato rudo, mira como hago Miau (con voz ruda)
– Chihuahua: Eso no demuestra nada, si fueras un gato te gustaría el pescado y no te gusta.
– Vagabundo: Bueno, lo que pasa es que soy un gato vegetariano, mira como hago Miau (con voz elegante y chupándose los dedos)
– Dóberman: No, no, no, si fueras un gato podrías trepar a los árboles y estoy seguro que no puedes.
– Vagabundo: Claro que no puedo y eso es porque soy un gato pesado, sólo mira como hago Miau (voz pesada)
– Akita: Si fueras un gato serias flexible y podrías lavarte a ti mismo con la lengua.
– Vagabundo: Claro que puedo, miren. (Improvisa movimientos gatunos)
– Chihuahua: ¡Santos caninos! – Dóberman: Esto es muy perturbador.
– Akita: Ok, ok eres un gato pero deja de hacer eso.
– Vagabundo: ¿Ven? Soy un gato y digo Miau.
– Dóberman: ¿Cómo aprendiste a hacer eso?
– Vagabundo: Yoga.
Fin.
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